Ella pertenecía al MTL (Movimiento Territorial de Liberación). Asistía sin falta a todas las marchas y manifestaciones que pudieran producirse en Capital y en los accesos a la misma. Nacida en una humilde zona de San Martín, apoyaba a aquellos que luchan a favor de una justicia social más justa valga la redundancia.

Aquel día en Plaza de Mayo, acompañando a la multitud, se juntaron dos columnas de manifestantes que se dirigían hacia la casa de gobierno. En la otra estaba aquel joven con el rostro cubierto, y portando una gran bandera de la CCC (Corriente Clasista Combativa).

La muchedumbre se congrega junto al monolito del centro de la plaza. Ella lo ve por primera vez. Se le cae su inmensa bandera, producto del cansancio y agotamiento quizás, de haber venido caminando desde la provincia sin comer ni beber nada. Y lo ayuda a levantarla, entre los dos pudieron mantenerla en alto y hacer flamear las ideas al mundo que los mira. Él se descubrió el rostro del oscuro pañuelo y dejo ver una gran sonrisa, rodeado de cientos de personas tristes y enojadas por su situación. El humo de las fogatas y neumáticos encendidos junto a las barricadas, no podían cubrir el brillo de los ojos de ella...

Hablaron toda la tarde hasta que la multitud se replegara sin mayores incidentes. Desde ese entonces, se encuentran en cada marcha, cualquiera sea el motivo, para hacer su propia revolución.

Ahora el tiempo me atiende, me da bola. Fue un trabajo arduo ganarme su confianza, y ahora puedo aprender de su sabiduría.
Nos encontramos en el mismo bar de siempre, un lugar oscuro, iluminado apenas por la tenue luz de los amaneceres porteños que atraviesan los empañados vidrios del lugar. Él pidio un cortado, yo un café doble para que nuestra conversación dure más.
T -Hola pibe.
P -¿Que tal Tiempo? ¿Cómo está?
T -Bien, anduve controlando los relojes del subte para evitar retrasos.
P -Wao, usted si que tiene mucho trabajo, ¿se tomó sus vacaciones al final?
T -No, creí que era más necesario en otros lugares que no sean la playa o las montañas, y decidí quedarme en Buenos Aires. Allí la gente sólo va a relajarse en general, intentando perderme y perder la noción de mi. No iba a arruinarles las vacaciones.
P -Uhh, ¿y se quedó trabajando todo el verano? Que bajón, yo me tomé unos días.
T -Si lo sé.
P -Supongo que usted es el responsable de que a veces las agujas transcurriesen muy lentamente, y otras más rápido de lo que hubiese deseado.
T -Las situaciones también me afectan, es más tu responsabilidad.
P -...
P -Tiempo, ¿tiene padres?
T -Algunos dicen que Dios me creó, otros que los hombres lo hicieron. Yo siento que he existido siempre.
P -¿Cada día tengo menos ganas de esperarlo sabe? En mi vida se desliza muy lento.
T -¿Y qué querés que te diga pibe? ¡No me esperes!
P -...
T -Aprovéchame mientras me tienes, y déjame ir. De todas formas me iré. Adios.
P -Adios Tiempo.

El tiempo desaparece, y yo aún sigo aquí esperando...

La vista desde mi ventana, envídienme si :P

He regresado de mi pequeña gran aventura. La primera en su estilo y no la última. Muchas emociones, mucha ilusión, mucho riesgo.

Y como dicen los malos: Volveré!